Enfermería antes (y después) de la pandemia: desafíos, colaboraciones y obstáculos

Una investigación federal aporta nuevos conocimientos y datos sobre uno de los principales sectores del sistema sanitario: la enfermería.

Por Valeria Montenegro para Saberes en Territorio y Entre tanta Ciencia.

Algunos relatos hablan por sí solos. “Durante la pandemia, los enfermeros no solo fuimos quienes nos encargamos del cuidado de la salud y contención de los abuelos que no salían de sus hogares. Al principio éramos el único nexo que ellos tenían con sus familiares. Muchos, por temor al contagio, solo les llevaban la comida hasta la puerta y luego se iban. Entonces se trataba, además, de llevarles buenas noticias, darles ánimos, que entendieran que estábamos en una situación de cuidado y que pronto iba a pasar porque íbamos a tener vacunas”.

Quien habla es Teresa Díaz, vecina de Malvinas Argentinas y con más de 30 años en la profesión. Empleada durante 20 años en la clínica Santa Clara en San Martín hasta su cierre, en 2013, desde ese entonces se desempeña como enfermera independiente, costea sus insumos, elementos de protección y resuelve su propia movilidad: una bicicleta inglesa negra con la que cada mañana recorre los hogares de sus pacientes.

Teresa fue una de las tantas enfermeras y enfermeros que estuvieron en la primera línea de atención sanitaria contra la covid-19, desempeñando tareas claves para el cuidado de la salud como tomar signos vitales, realizar curaciones, estimular el estado emocional de sus pacientes y familiares o ser indispensables en las campañas de vacunación.

Estos temas y dinámicas sociales fueron objeto de estudio del proyecto “La enfermería y los cuidados sanitarios profesionales durante la pandemia y la postpandemia del COVID 19 (Argentina, siglo XX y XXI)”, una de las 19 propuestas seleccionadas para su financiamiento en la convocatoria “PISAC COVID-19. La sociedad argentina en la post pandemia”. La iniciativa nació en junio de 2020, a instancias de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (I+D+i), dependiente del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación.

“Antes de comenzar la pandemia, nuestro equipo de trabajo ya venía estudiando la historia de la enfermería. Con la investigación, aparecieron profundizadas cuestiones que no eran nuevas, como la baja remuneración, la falta de equipamiento, las cuestiones edilicias de los hospitales, el poco reconocimiento social, la escasez de personal para cubrir las necesidades del sistema y la diversidad en la formación, lo que lleva a la convivencia, en un mismo ámbito laboral, de licenciadas, técnicas y auxiliares”, enumera Karina Ramacciotti, investigadora de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) y directora del proyecto.

Grissel Adissi, investigadora y coordinadora del nodo del proyecto radicado en la Universidad Nacional de José Clemente Paz (UNPAZ) remarca que, en un principio, la investigación había sido pensada en un contexto de pandemia, donde no había mucha visión a futuro.   

“En aquel entonces, había una creencia muy instalada de que todo estaba cambiando radicalmente y no sabíamos en qué sentido- explica la investigadora-. Eso aplicaba a la práctica de la investigación, a cómo investigamos, pero también a lo específico de la enfermería, que ya ocupaba un lugar protagónico y parecía que iba a transformarse radicalmente, tanto en su ejercicio profesional como en su formación”.

Sobre el protagonismo de la enfermería, uno de los datos más destacables de la investigación es que el 92 por ciento del personal de salud encuestado siente que sus tareas aumentaron durante la pandemia, sumando actividades que antes no realizaban y que conllevan una carga emocional muy grande, como el embolsado de los cuerpos. Sobre el reconocimiento, si bien al inicio desde las instituciones se les entregaron certificados, se los aplaudía o eran felicitados en los vacunatorios, con el pasar de los meses esto se fue perdiendo y nunca se mejoraron sus condiciones de trabajo.

Propuesta metodológica para analizar un mundo desigual

Para llevar adelante el proyecto, el equipo de investigación realizó 274 entrevistas y encuestas basadas en un informe que hizo el Ministerio de Salud de la Nación sobre el estado de la enfermería en el país. “Detallamos el género, el subsector laboral -si eran trabajadores del ámbito público o privado-, la región del país a la que pertenecían y la edad”, destaca Ramacciotti. Las entrevistas también registraron el nivel de formación de las y los enfermeros, dividiéndolos en universitarios, técnicos o auxiliares.

La enfermería es un sector compuesto por más de un 85 por ciento de trabajadoras mujeres. Esta caracterización conlleva a construcciones sociales que naturalizan las tareas de cuidado al considerarlas como una extensión de “cualidades femeninas” ocultando, así, la capacitación y la formación necesaria para desempeñarlas. Pero, además, este perfil con mayoría de mujeres trae consecuencias en el mercado laboral tales como la desigualdad salarial, el pluriempleo, la existencia de contratos laborales precarios y una constante tensión entre las demandas de mayor capacitación para estar a la altura de las tareas.

“Muchas mujeres eran trabajadoras esenciales y tenían la doble presión de tener que trabajar en contexto de pandemia, corriendo riesgos de salud y exponiendo a las personas con las que vivían. Pero, además, eran responsables del cuidado de personas dependientes (como hijos o hijas) que no tenían otro contexto de contención o respuesta colectiva por el aislamiento. También nos encontramos con muchas personas que tenían que ir a trabajar, pero no tenían transportes a disposición para hacerlo y casos en los cuales, por trabajar, se las exponía a situaciones de discriminación”, resalta Adissi.

El impacto de la pandemia en la formación profesional

Durante los primeros meses de la pandemia no solo faltaba personal para atender las demandas del sistema sanitario, sino que las trabajadoras y trabajadores de la salud comenzaban a sentir el agotamiento por las largas jornadas laborales a las cuales eran sometidos en un contexto de emergencia. Sumado a esto, las clases presenciales estaban suspendidas al igual que las prácticas pre-profesionales que para la enfermería son constitutivas de la formación profesional. El esfuerzo, el cansancio y los pronósticos poco alentadores del devenir de la pandemia urgían a las autoridades a disponer de más personal de salud, calificado y preparado para reforzar la atención de las personas.

Para responder a ello, la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ) propuso una estrategia: la creación del Voluntariado Vicente Ierace, una iniciativa que integró a estudiantes, docentes del Instituto de Ciencias de la Salud y profesionales del Hospital El Cruce. Los voluntarios recibieron capacitación para realizar los testeos y se reforzaron conocimientos previos sobre triage (proceso que permite una gestión del riesgo clínico para poder manejar adecuadamente y con seguridad los flujos de pacientes cuando la demanda y las necesidades clínicas superan a los recursos). Una vez realizada esta capacitación, comenzaron a participar del programa “Detectar” y a colaborar en la logística de la llegada de turistas repatriados. 

En 2021, además, formaron parte del operativo “Vacunate” y de los testeos en la región y en el triage frente a situaciones críticas que se vivieron en muchas provincias del interior del país. “En total participaron unos 600 estudiantes. Las actividades realizadas contribuyeron con las tareas sanitarias en el marco de la pandemia realizadas por distintas dependencias públicas y les dieron a las y los estudiantes una experiencia única” agrega Pozzio.

El proyecto de investigación resultó, para sus integrantes, una enorme experiencia, tanto por el contexto propiciado por la pandemia como por las incertidumbres del caso y la propia carga emotiva de la enfermería.

“Más allá de producir datos, de alguna manera, los investigadores nos convertimos en voceros de lo que le estaba pasando al personal de enfermería, describiendo qué sentían, qué experimentaban, cuáles eran sus necesidades, sus historias personales, colectivas e institucionales. Y estos avances fueron muy bien recibidos por el colectivo”, concluye Adissi.

Participaron del proyecto “La enfermería y los cuidados sanitarios profesionales durante la pandemia y la postpandemia del COVID 19 (Argentina, siglo XX y XXI)” las universidades nacionales de: Quilmes, La Plata, Córdoba, Rosario, del Litoral, La Matanza, José C. Paz,  Arturo Jauretche, Jujuy, Tucumán y La Pampa, del Nordeste y Mar del Plata, junto con el CONICET.

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